Mi historia

Siempre solía ser una persona poco o nada saludable. Esto me trajo problemas con mi piel, mi cuerpo, mi estómago, mi peso, mi autoestima y mi vida.


Viví catorce años sin darme cuenta de que estaba matándome lentamente, sin beber agua, comiendo mucha comida chatarra y teniendo una vida sedentaria. Nunca pensé que iba caminando rápido hacia el epílogo de la vida y que estaba perdiendo mi juventud y mi corta edad en cosas insanas y dañinas.

Entonces, comencé a sufrir problemas gastroinstestinal y lo pasé horrible. Además, el acné empezó a brotar y no quería salir sin maquillaje. Mi autoestima estaba disminuyendo más y más cada día y me sentía muy mal para mí y muy cansada de la gente que decía que era mi culpa. Comencé a acomplejarme por cualquier pequeño defecto que encontraba en mí.

Mi mamá me dijo que tenía que perder mucho peso y fui a una nutricionista, lo odiaba y sólo fui dos veces porque nunca me gustó, pero mi madre me obligó a bajar de peso y como me sentía mal, decidí a perder peso para sentirme más feliz y cómoda conmigo misma.

Fui muy radical y decidí comer sólo una vez al día y la única comida que tenía era un poco de cereal con leche descremada, pero me limité a mí mismo demasiado y no podía soportarlo. Estuve viviendo con eso durante dos semanas y perdí 8 kilogramos.

Entonces apareció la ansiedad y empecé a comer todo lo que veía, empecé a atracarme, perdí el control y mi autoestima estaba muy baja. Yo no me podía controlar, y todo se torno muy irritante para mí, yo no podía soportar nada ni a nadie, especialmente a mí.

Me estaba atracando cada vez más y gané más peso que lo que perdí. Todos los días estaba comiendo más y más, yo siempre estaba pensando y comiendo comida. Me deprimí y me pareció que la comida era el único que me entendía .Cuando estaba muy enojada, aburrida o triste empezaba a comer y comer, lo peor llegó cuando me deprimí. Me resigné y acepté que mi vida sería así siempre, pensé que jamás sería saludable y que jamás me querría y que mis padres se sentirían mal por mí.

Mis padres estaban muy preocupados por mí y mis amigos también, porque solía salir con ellos, pero luego no, no salíamos y no hablaba con nadie, me avergonzaba hacerlo. Recuerdo que siempre lloraba frente al espejo porque me sentía estúpida e impotente, sentía que mi vida iba a ser siempre la misma rutina horrible siempre: comer, llorar, comer y llorar.

Llegué a mi peso más alto en julio del 2009, yo tenía catorce años y estaba peso 91 kilogramos! Le dije a mi mamá lo que había estado haciendo y lloré con ella, ella me dijo que iba a ir a la psicóloga y a la nutricionista de nuevo, ella me apoyó mucho.

La nutricionista me hizo un buen y saludable plan de dieta y ella me dijo que yo debería comer algo que yo quería una vez por semana y no tendría ansiedad y no iba a subir de peso de todos modos. Ella me ayudó mucho y siempre estaba cuidando de mi peso y mi alimentación porque quería evitar atracones y más peso en mí.

Nunca creí que la comida sana + ejercicio = vida saludable. Bueno, yo lo sabía, pero pensé que era aburrido y agotador. Además, fui a una psicóloga y me ayudó mucho y finalmente controlé los atracones y perdí algunos kilos, pero todavía estaba obesa, así que pensé que debía tratar de empezar a hacer ejercicio, aunque a mí nunca me había agradado el ejercicio.

Recordé que no debía ser tan radical como lo había sido. Así que, la primera semana empecé a caminar una hora diaria. La segunda, dejé de usar el autobús e iba andando a todas partes. La tercera semana, empecé a correr todos los días y al terminar el mes corría a diario.

Además, empecé a ir con mi mamá al gimnasio todos los sábados y hacer yoga tres veces a la semana. Perdí 6 kilos en un mes y decidí a comer menos comida chatarra y refrescos.
Eliminar la comida chatarra era más difícil que empezar a hacer ejercicio, pero finalmente lo conseguí. Y en el segundo mes perdí 8 kilos más, osea 14 kilogramos. Yo estaba muy feliz y me premié con ropa nueva.
En seis meses, perdí 25 kilogramos sin pasar ni vomitar y continué perdiendo peso.

Después de perder todo el peso que quise y lograr sentirme bien, tenía mejor humor y ahora todo lo tomaba con más calma y paciencia. Dejé de gritar y renegar por todo. Mi familia vió mi cambio emocional y se alegró. Mis problemas gastrointestinales mejoraron mucho y el acné fue desapareciendo, al igual que el dolor en las rodillas.

Cuando acabé el colegio, y empecé a estudiar otras cosas más y trabajar, comencé a comer en restaurantes y en tiendas, eso ocasionó que gane 3 kilos y decidí comenzar a preparar mi propia comida porque a pesar que comía ensaladas, estaban llenas de condimentos y grasas saturadas y transgénicas. Así que yo comencé a preparar mis alimentos y perdí los kilos ganados.

Descubrí que la cocina es una de mis aficiones y ayudé a otros amigos a cambiar sus hábitos y ahora son más saludables.
Pero también estoy sana mentalmente porque me encanta leer, jugar juegos de estrategia, visitar un montón de lugares, ver vídeos historia y me gusta estudiar.
No tengo miedo de la gente más. Tengo un novio maravilloso y la mejor amiga. Mi familia se alegra de lo saludable que soy ahora y ellos son más saludables también.


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